17 de octubre de 2007

Death Note - Paradise Again. Capítulo 4, "Encuentro"

Me llamo Jean F. Kripke. Sí, así me llamo ahora. Antes tenía un nombre que no me gustaba mucho, que por suerte pude cambiar a tiempo. Y me refiero a que me lo cambie de forma legal, ya que se me permitió iniciar una vida nueva después del incidente que destruyó todo mi pasado, una nueva identidad de forma tal que no fuera blanco de la mirada discriminadora de otros. En estos tiempos es difícil no ser mirado de esa forma… el paso rápido de los años sólo agranda los problemas de los seres humanos, y no soluciona algo. Me pregunto si acaso moriría si alguien escribiera mi otro nombre en una Death Note… ¿Cuál será el nombre que tiene mayor validez, el nombre que nos pusieron al llegar a este mundo, o el que uno mismo decide ponerse? Bueno… no tengo la certeza sobre eso… Pero existe una ligera posibilidad de que el nombre con el que me conocían antes sea el que termine dándome muerte, sin embargo, no sería fácil dar con él. Claro… sería distinto si se tienen a mano los ojos de Shinigami, esos que te permiten ver el nombre y el tiempo de vida que tiene un individuo. En fin… prefiero que me conozcan simplemente por J. Efectivamente, soy un copión. Y es que la idea de esconder tu identidad detrás de una letra me resulta muy atractiva. Aunque en la actualidad, con todas las tecnologías existentes, esconder tu verdadera identidad resulta claramente dificultoso. Basta uno de esos pequeños scanners que tienen en su poder la policía para que aparezcan rápidamente tus datos en una pantalla, y ahí queda todo el secreto. Pero precisamente por eso es que tener una nueva identidad se vuelve algo imprescindible.

Kira. Kira atacó de nuevo. Veinte víctimas más, o al menos esas son las que he identificado, y posiblemente me faltan por considerar algunas. El problema es que tengo la certeza de que este Kira tiene una mirada distinta de las cosas, no quiere ser fácilmente identificado, así que no todos van a morir de un ataque al corazón. Todas las víctimas que han muerto por infarto se han localizado a lo largo de distintos países. Pero ya cometiste un error pequeño Kira, o mejor dicho, pequeña Kira. Es mujer, lo intuyo, quizás por eso pensé por algún tiempo que Antonella Night era precisamente la culpable (Debo admitir que la subestimé bastante, al parecer. No creo que “D” hubiera cometido el mismo error que Mini Kira). Basta una pequeña búsqueda exhaustiva por Internet para darse cuenta de dónde ocurrieron las primeras muertes. Fue en esta ciudad, la Ciudad X (hay que aceptar que no existe mucha creatividad para nombrar lugares en estos tiempos), específicamente en la Preparatoria GJ. Christine Mayer, la primera de todas, la primera prueba en manos de una Mini Kira que no pensó muy bien en la situación. Por una razón que los familiares, y todos aquellos que eran cercanos a la chica, desconocían, Mayer murió de un ataque al corazón, a pesar de su excelente salud. Si no fuera porque otra persona más falleció de un infarto en el mismo establecimiento, quizás no me hubiera percatado. Pero bueno, debo sentirme agradecido de aquel descuido. También está reforzada la hipótesis debido a que otras muertes, que ya iban dirigidas a un blanco fijo, afectaron primero en el área ya mencionada, y eran justamente criminales que no son muy reconocidos en las demás regiones del sur del continente.

De pronto una pregunta nace en mí interior, de forma totalmente imprevista: ¿Merecerán la muerte esas personas que están siendo juzgadas? En realidad, siendo sincero, no es algo que me importe. Verán, no tengo muy desarrollada una conciencia social o algo así, lo que le pase a esta sociedad, a este mundo, me importa en lo más mínimo. Si me he decidido a encontrar a Kira es por motivos personales, por nada más. Nada acerca de la Justicia… aunque quizás sí tenga similitud con lo que se considera venganza. Está bien, me estoy desviando del tema. Lo que iba a contar, es que después de encontrar la pequeña pista que me afirmó que la Ciudad X era el punto de inicio, decidí infiltrarme en la Preparatoria GJ para ver más de cerca a los estudiantes que podrían estar involucrados. Y eso requiere un esfuerzo mayor, especialmente considerando mis pésimas habilidades de socialización. Me resulta imposible entablar relaciones humanas, y lamentablemente, no soy un sociópata capaz de manipular al resto a mi antojo. Pero al menos tengo una buena habilidad de observación y análisis, y eso también sirve de algo. A pesar de todo, las cosas salieron bien, mejor que lo que esperaba. Resulta que Antonella Night se cruzó nuevamente en mi camino. Ha llegado a la Preparatoria el mismo día que yo. No pude evitar dejar salir una sonrisa al enterarme, me gusta cuando pasan cosas inesperadas y que son enormemente benéficas. Así que también sonreí cuando apareció una nueva víctima en la escuela, Elisa Araya, por muy cruel que suene.

-Dicen que escribió un número 12 en el espejo del baño, lo hizo con su lápiz labial antes de morir. – Escuché que dijo un tipo. Yo oía pacientemente todo a mí alrededor, mientras sostenía un bolígrafo de esos que tienen un pulsador como mecanismo de apertura para que salga la punta, y lo presionaba una y otra vez al pensar. Estaba parado cerca de donde había ocurrido la muerte de la chica. 17 años, igual que yo. Murió de un paro cardíaco mientras se encontraba en el baño. Observé que Antonella estaba cerca también, contemplando cuando se llevaban el cadáver a pesar de que pedían que se alejaran todos de allí. De pronto, cuando ya se estaba marchando y había sacado su libreta “Tabula Rasa” de la nada (seguramente la lleva siempre consigo), me acerqué un poco a ella y dije: -Esto fue obra de Kira… – con un volumen de voz lo suficientemente alto como para que me escuchara, pero no tanto como para llamar la atención en exceso. Sinceramente, estaba seguro de que esa muerte no podía ser culpa de Mini Kira, porque Elisa no concordaba con el perfil de “alguien que se lo merece” desde la perspectiva kiraísta, ya que era muy estudiosa y responsable, según lo que había oído en otra charla por el pasillo, pero dije eso porque era la única forma en la que pude pensar para acercarme a Antonella. ¿Recuerdan eso de “pésimas habilidades de socialización? Bueno, después de haberle atribuido la culpa a Kira, Antonella paró de escribir en su libreta de improviso, y me quedó mirando como si estuviera realizando un análisis muy profundo acerca de mí. Admito que me dio algo de miedo, era como si pudiera ver más allá de lo que yo quisiera mostrarle…

-¿Me estás hablando a mí? – Me preguntó, algo extrañada.

-Ehmmm… Bueno… acostumbro a decir lo que pienso en voz alta… yo… – No la convencí. Lamentablemente, me observaba con unos ojos que me tildaban de “sospechoso” inmediatamente. No quería ceder terreno, debía decir que yo sabía sobre la existencia de Kira. – Hola, D. Sabía que nuestros caminos se cruzarían en algún momento. Veo que has tomado la misma trayectoria que yo, has seguido las mismas pistas seguramente… – Su cara de cansancio se tornó rápidamente a una de sorpresa. Claro, ella creía que nadie sabía sobre su afición a resolver casos, y mucho menos que alguien pudiera saber que se llamaba en secreto “D”.

-¿Quién eres?

-Soy Jean, pero llámame J para seguir el juego.

-Esto no es un juego… -Me dijo, con voz seria.

-Mmm… Déjà vu… -Murmuré. – Bueno, para este reto necesitas ayuda, D. No puedes resolver el caso por ti sola…

-¿Acaso crees que no tengo la capacidad suficiente?

-No, no… No me refería a eso. Si recibes ayuda, podrás resolver el caso más rápido, y los dos obtendremos lo que queremos, atrapar al asesino. – Cuando terminé de decir la última frase recordé que me encontraba en un pasillo de un establecimiento educacional, y que habían muchas personas más a nuestro alrededor. Quizás estaba divulgando demasiada información y no me había dado cuenta de ello. Qué descuido, considerando que Mini Kira se encontraba en algún lugar cercano, quizás observándonos, quizás oyendo todo. De todos modos, la conversación acabó en seguida con un: -Lo siento, J. No necesito ayuda para resolver esto, nunca la he necesitado. – Luego, antes de alejarse, Antonella agregó: -Te estaré vigilando.

El dedo pulgar lo tenía adolorido de tanto oprimir el pulsador del bolígrafo… ¿Nerviosismo? Quizás… ¿Por qué? Pues haber estado allí justamente me significaba ser un potencial sospechoso, casi con una probabilidad de 15% de ser el asesino. Demasiado. La víctima, Elisa Araya, no seguía el patrón de muertes de Mini Kira, así que se podía interpretar como:

1.- No corresponde al mismo homicida.

2.- Mini Kira mató a Elisa para distraer la investigación.

Y aunque el segundo punto resulta lógico, un asesino serial no quebrantaría su modus operandi al menos que fuera una emergencia. ¿Y si cierto evento permitió que MK se enterara de que alguien la investigaba? Y… ¿qué pasaría si Elisa Araya escondía algo en su vida, algo que la hiciera merecedora de un juicio por parte de Mini Kira? Hacía falta desarrollar una investigación exhaustiva, el resto era sólo conjetura simple. Por mientras, debo estar lo más tranquilo posible para que D no me vea como enemigo.

Continuará…

------------------------------------------

Por: Jerx, Candy, Dyta.

No hay comentarios.: